Me pasó que desde el sábado pasado arrastraba una dolencia en la espalda. Lado derecho para ser más preciso y que luego se ubicó cómodamente en mi cuello. Me sentía como Bender, duro, no podía mover el cuello sin sentir dolor.

Lunes 4 de octubre: Se hace insorportable, por suerte no había mucho trabajo pero como a mi me gusta ir al laburo me aguanté. No mucho, porque a las 17 horas estaba camino a casa, el dolor a medida que se agigantaba se me subía para la cara. Raro, no?

Considerando que el dolor no bajaba tuve que aplicar “ketoprofeno” y recién ahí tuve una revelación impactante. Algo que nunca esperé que sucediera. Es más, no sabía que podía pasarme a mí algo así. No manejaba antecedentes cercanos ni a modo de rumor.

Los medicamentos no me provocan un efecto de alivio. Es decir, no me ayudan en nada, salvo en destruir mi estómago.

Martes 7 am: Despierto con el dolor en su PEAK de intensidad, no aguantaba más así que llamé a mi trabajo para informar que no iría por los motivos que todos conocemos. No era aconsejable estar frente a un computador con tamaño dolor.

Más tarde agendo una cita con una kinesióloga para las 14 horas. Veremos si tengo arreglo.

Todo indicaba que terminaría bien cuando saliendo de la consulta de la kinesióloga veo una escultural mujer de más de 1.80 de estatura. Era Esperanza Silva, tremenda mujer, se conserva como los dioses.

Una vez adentro y luego de haber indagado algo sobre la guapa Esperanza Silva para ver si la puedo acosar y conseguir su amor aunque sea a través de una restricción judicial, comienza el masaje.

Lo juro, no soy un marica pero me cayeron algunas lágrimas, esa pelota en mi hombro parecía tumor, era enorme y sentía como sus manos aceitosas pasaban por encima de mi pelota… OH WAIT! Sí, bien digo, pelota, esférica, como quieran llamarla. El dolor se iba convirtiendo en placer. Por un momento pensaba que la que me masajeaba era Phoebe Buffay (Regina Falangi para los enemigos) y me transportaba al New York de los 90’s, claro por películas solamente porque nunca he estado en las tierras del tío Memo, o era Sam?

Siguiente paso: A la camilla con el agujero para poner la cara y ver como cae tu baba del relajo máximo. Ahí hubo que entrar a picar, definitivamente no era por la razón así que obligada la kinesióloga a aplicar fuerza. Y así sucedió, machacando hasta deshacerse del pelotudo tumor, 30 minutos de insistencia, música tipo yoga o algo así y voilá! todo ok! tudo bem! beleza caralho!

Ustedes estarán esperando lo del happy ending, quizás una descripción cachonda de la masajista, pero no señor! si el happy ending significa la media sonrisa después de tanto sufrimiento, creo que todavía tengo el hilito de baba marcado en mi cara.

Si tienen dudas y preguntan. Estoy bien, gracias por la preocupación!

No se pasen rollos, con erotismo, paren de pensar genitalmente, bueno, mejor  no! sigan pensando cachondamente y en una de esas no vamos todos… nos vamos todos entusiasmando con una historia erótica escrita por su servidor.

 

Pd: pronto vendrán unos post menos fomes. O sea, sigan participando y pronto verán obras maestras de los desechos mentales de Francisco Medina.